Cartas de autor.

Las noches en mi tienen un tonico enbalsamador, de desgarrante felicidad, de indecible tristeza, de pensamientos.
Esas noches bohemias es efervescente, enervante, incontenible la vehemencia de tenerte, desgraciadamente el devenir me confino a tierras en retiro, recovecas de las habitadas, que es mi cuarto.
Me impera un sentimieto desbordante de rencor, pero que extrañeza este infundio, pues mi rencor son ofuscados contra mi mismo,

Falaz cuanto te jactaste de habladurias.
De mendaces formas que serian tus recursos.
¿Cuanto alegaste que la amabas, pero no lo demostraste ningun dia.?
¿Cuantas estratagemas para enamorrarla propusiste y nunca les diste uso?

Una espontaniedad frecuenta y subita, me recrimina esto.
La soledad es la unica acompañante y cabalgante del corsel de la melancolia, la costernacion arriba a mis tierras de razonamiento en buques de vapor, mis recuerdos se forman ante mi en un ciclon de imagenes en espiral, primero incorporeas figuras se incorporan, luego se recostruyen sus facciones, sus manos, sus labios y demas partes del cuerpo. Tal vez mis desvarios de la realidad me han llevado al delirio de verte palpable cuando solo eres una remiscencia, te veo tan real, mis manos fervientes se acercas llegan a rasgar tu silueta pero se diluye como temperas al agua, como neblina al viento.

Imperecedero recuerdo tuyo que hasta al cerrar los ojos me sonrie.

Hasta el anochecer suspirando sus aires benignos.
Hasta las coquetas estrellas, y los galante astros, que asisten al baile del firmamento.
Hasta el himno de las aves con sus voces harpadas y melifluas en las auguras de los albores.
Hasta la luna buenamoza, iluminando su dilatada sonrisa a los terrenos.
Hasta los detalles providenciales, las sucesos convencionales.

Me traen rafagas venideras de ti, de nuestros ensañamientos, nuestos rumiados afectos, nuestos desvencijado abrazos, nuestros antro de amor.
Tal vez te este encumbrando mucho, pero eh olvidado olvidarte.


Autor: Luis Alejandro Perdomo Villegas                                         Carta: Carta escrita a la vernacula de mis memorias, a la moradora melindrosa de mi conciencia, a mi sol de noche, a mi luna de dia, a mi payaso funebre, a mi desierto frivolo, a mi ensordecedor silencio, a mi amor sin sentido.






Sabado, Marzo.
No entiendo mi empresa, ni las distintivas letras que escribo me eximan de esta desdicha embotadora de mi juicio, infundios moradores de mi pensamientos, enflaquecen mi voluntad.

De las devastadores accidentes de esperanza, de las cenizas que revolotean nace envuelto en inquietudes una nueva direccion. O por lo menos asi dicta mi razon.
Me eh dignado a escupir en el rostro con inflacion de suficiencia en mi pecho a el orgullo, que como la sombra de un hombre me asedian,
He dejado de escribir para escribir viviendo. Ya no saboreo la felicidad de un acto inconsiente, los besos furtivos, los abrazos sin discresion, la barahuna de palabras que abrumaba de dicha mi alma, el aroma de mirada atrayende me dominaba,  lasciva y una ansiedad abudante para que cualquier heraldo o vestigio por minusculo que llegase hacer me satifaciera ha llegado hacer mis limosnas.

Hace cuento mis memorias ya no moran el mundo de la sociedad.
Cuando me desencadene del yermo de las miras que reprochan cualquier acto.
Hace cuanto me hendi en devorar cada linea de los libros con ansiedad.
Cuando mis lasciva, y mi resolucion escribir como un desquiciado febril enfermizo.
Al mundo hizo caso omiso, atraco en puertos inhospitos de retiro, y  s encerro en bovedas o clausticos.

Eres mi paraje de armonia parsimoniosia.
Tiembla colmado de contento quien te goza.
Nuestro corazon labrado en piedra te lleva como estandarte hasta la sepultura.
Eres la hermosura pletorica, de una historia narrada, sonetos, veros o prosas.
Eres el escape del mundo vertido en cada palabra, que en nosotos reposa.
Eres mi confidente, dama ESCRITURA.

Apartando esos asuntos volvamos a otros incidentes que me pesan, como por ejemplo: El parco soberano de semblante enjunto, para nada melindroso con la suerte que le deriva a sus lacayos denominados momentos, verdugo de los minutos, arrasador de los segundos, sabio por cada cana que en sus hebras eh de suponer que arraiga, mano de hierro ninguno conducido por el vuelve sobre sus pasos, a la msima vez tan tierno con la caricia de la inocencia en el alma, tan tierno con el candor de un niño ejerce sobre la conciencia, tan deparador como la sonrisa de un anciano. Sus discursos arengados no flaquean, tiene a su disposicion armas colosales como lo son,  la inocencia de un niño y golpe de realidad con fuerza denueda al corazon de tu sueño. Armas capaz de derrocar a cualquiera, imputa agravios execrables y los condena con arrastra recuerdos a los largo de los dias. No sabes quien es este patriarca tan pernicioso si es el: Tiempo.

Coloquiando con mi yo interno, hemos alegado que nos asimos a tu recuerdo como un naufrago se hace a una tabla que se eleva en la cresta de una ola, como un niño en la arriada de la gente desconocida a su madre. ¿Tan dificil es olvidar esos pequeños detalles? ¿ O es que simplemente se me olvida olvidarte?. No lo el unico tus descuidos y la insensata discresion con que fluctuas tus cuidados, me lo han hecho participe de que extrañas los guillos de mis besos, la mirada ansiosa de mis abrazos, el rumiar de elogios dedicados a tu belleza exaltantante de mis ojos, el mirar sin miramientos lo exitante de tu silueta de mis oidos, el desaoir de no seguir tu aroma de mi nariz. Si he supuesto bien espole corceles de dsatino y carezco abierta y campantamente mi falta de cordura. En cada acto es evidencial que ya no me pertenece, eso es debido a tantas horas de lucides en que la corrumpiste por injerir en ella.

Ando divagando y promulgando quien me tiende algo de cordura.
Escribo textos con ardor y encarnecidamente dejo en ellos sentimientos sin saber si me haran falta,sin meditacion.
Saqueadora, hurtadora te has llevado hasta mi compostura.
Ademas de mi juicio y mi corazon.

Autor: Luis Alejandro.                                                       Carta. Carte escrita a muchos temas que me abarcan, que se ciernen sobre mi, uno de ellos que creo que siempre me sera latente: Mi amor sin sentido.

Domingo, Marzo
La colera que me arraiga escupe esta bilis de palabras.
He aprendido del odio lo que el amor jamas podria enseñarme.
Me hendi tanto en la comtemplacion de mi maravilla de maravillas que me siento indiferente, discrepante con mi entorno, tal vez no sea el unico de inconprendidos, tal vez halla mas allegados a este hecho.
La vida es como un suspiro, como el tiempo que dura el vaho de alguien, como hielo en brasas ardientes, es como una ilusion, como sun simple sueño, y aun no quiero desistir y morir viviendo entre sueños rotos.

Me falta ispiracion, ya no me queda casi nada.
Escruto mis viejas memorias.
No queda los fuegos que se prendian al verte.
Las chispas de nuestros corazones.
No queda ni rastro de nuestra historia.
Me esfuerzo por escribir la consagratoria.
De que me musa esta olvidada.



Viernes una fecha tal de marzo.
No me siento a gusto, contraigo severas dudas, y una autocritica aspera y aguda.
Repudio a la sociedad, al parecer carente de razocinio y conzianzudos, sus asuntos falgrantes son incongruentes, se saturan de que su verdad es la unica verdadera, valgan mis redundancias.
El amor si existe, pero reside en el corazon de los valientes, a esos valientes que sin ambagues sin cortapisas declaran su sentimientos, quiero ser uno de esos valientes.

Hace rato que tu voz no tiene el sutil tacto de acariciarme.
Hace dias que nadie me preocura un señade amor.
Recreo tus acciones en mi mente.












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