sábado, 30 de marzo de 2013

Carcel de alta seguridad.

La colcha le resulta incipiente, el joven no encuentra acomodo en ninguna postura, ya han pasado varios días sin contar desde que yace en lúgubre y lóbregas soledades.
En ocasiones ajenas al mal que lo acucia se parapatea y divisaba entre los barrotes de la ventanilla que encaraba el exterior, una riada de gente como caudalosas corrientes de personas se deslizan bajo sus ojos, es un banco de personas que suscita forma una sociedad, analogías cruzan como desnudas la estancia del muchacho.
Una de las prolijas del amasijo de ellas que viciaba se encontraba esta:
" Por pesada y terrible que sea una pesadilla no encontraras una peor que la realidad, lideres hurtan, el mentiroso tiene  prontuario en verdades, cerramos corazones a los mas nobles sentimientos corceles de caballos blancos pero exigimos que la otra persona nos quiera, dejamos que el tiempo emigre para cuando vuela muy alto, a insalvables distancias pedirle que vuelva, la vanidad en cooperación con el orgullo estrangula amores verdaderos."
Tanto tiempo que corrió a cabo suelto el joven se desatino, sus desvarios lo llevaron a inferirle intimidades a una burda almohada, como los arremolinados ácaros que revolotean y son visibles a los haces del sol, como ondulaciones inusitadas por el calor visto a distancia, o como mujeres desnudas, los recuerdos del joven pasean despreocupados por su celda..
Una de las cartas predilectas de el comenzaba:
" Usted me confino a miseros ayeres.
" A añorar mustios momentos.
" No se si lo hace por satisfacción siniestra.
" Pero me confino a recordar.
" Sonrojados albas, tardes inescrupulosas, todos esos atardeceres.
" Y como en un beso al universo le aminorábamos el tiempo"
Cuando la luna se posaba fija en el cielo, recordaba las desgracias que lo condujeron a su encarcelamiento, fue echado en podios donde con expresiones burlonas la razón y  el corazón  riñaban pero no sin cierta emoción y sus risas desdeñosas y estridentes lo afirmaban. Luego de muchos litigios cruentos como deciden los bárbaros, me aflijeron llevar a rastras pesados recuerdos, el peso que retuerce corazones y parte almas, sazonandolo estos agravios, con punzadas de nostalgia, la voz de la razón gritaba en jerga mientras los sentimientos pequeños y albohorozados le servia como plebe apretujados en bancas mientras observaban que adjudicaciones me cernían  altiva y en voz a cuello resono: Los agravios imputados fueron los siguientes: Robarle el corazón a nuestra servidora, desnudarla con extremada pasión como en otoños y secuestrarme a mi la Razón con seductoras palabras que con dulzura le dijo al oído  a parte de los incontables detalle pormenores que lo otorgo enamorándola completamente, pero hemos venido a saldar cuentas, sera llevado a la celda mas oscura pero con algo de luz a la que aserte sin divisar en sol despampanante de la sonrisa de mi ama, prisionero eternamente, cuando vayas hombro a hombro con una nueva pareja la imagen de mi ama te seguirá latente. El sabor de la felicidad sabrá a su recuerdo.........Esta remembranza se desvaneció con un movimiento brusco de la mano del joven, como espantando moscas o desviando ideas. Era absurdo seguir abstraído en contemplaciones pasadas, pero era inevitable, se enamoraba solo, cuando le venían  en alud minúsculas cosas de ella, lo minúsculo edifica grandes edificios de amor, recordaba con cierta fascinación la danza de sus pupilas en los paraje nocturnos de sus ojos, su cabellera castaña que en diversas ocasiones sus dedos entraron a juguetear, los besos que le trasmitían un cosquilleo candente por el cuerpo.....
Movió la cabeza y ladio el cuerpo borrando rastro de este recuerdo, al final tomo un lapicero el habitual con el que trazaba las cartas y redacto:
Son las ultimas palabras que te escribo desde mi agobiante soledad guardián del silencio que reina en los rincones gélidos de mi habitación, la primavera esta en constante abatimiento con el invierto siempre que impera dentro.
Nuestro amor fue venidero, pero genuino y puro como la gota que resbala y lleva néctar puro arrebatado durante el roció a una rosa. Fue inocente como la risa estridente de un bebe, fue inteligente como las especulaciones y suposiciones de un anciano, y triste como la sonrisa fúnebre y fría que ocultan las personas en días malos.

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