domingo, 31 de marzo de 2013

Fidelidad.

¿Que haces?----- Grito el Marqués con brío--------
Na--- Na- Nada----- Balbuceaba el negro criado.
Claro que si, intenta hurtar la gema--------- Interfirió en el dialogo con voz meliflua la mujer del Marques.
Ni un vestigio de verdad, señor, sabéis usted que yo le soy fiel que un perro de caza---- Arguyo el negro.
Sabes que yo te amo, mas que a los soles que alumbran los albares-------- infirió la mujer con su mejor enmascaramiento de dulzura-------
El Marques uno de los mas acomodados y acaudalados del barrio, amaso su fortuna en el comercio delictivo del trafico de gemas, en las calles o puentes adoquinados mas bajos donde permanecía en  la penumbra envuelto en capas para permanecer en el anonimato de su aspecto. Claro¡¡¡ cuando uno es de la alta sociedad no puede enmugrar esa poscision con excentricidades, todo ser humano tiene un secreto mohoso oculto bajo esas capas de sonrisas destellantes y risas estridentes, esa era la cuestión del Marques.
Su mujer solo contrajo matrimonio, a unos escasos meses anteriores, por los fajos de dinero que  Marques mantenía en sus bolsillos. Se podría decir que canjeo amor. El negro en cambio siempre le fue fiel, en sus mas ligeras felicidades, como en sus ratos amargos,  y el Marques lo denigraba y reía descaradamente en su cara, y el negro en un sometimiento modesto, nunca se solivianto.
El Marques tintineaba los cubiertos al comer su cena frugal, la estancia se sentía abandonada y  casi vacía sin su criado que por esa acusación había ordenado que lo ejecutaran, se veía la inocencia en su talante cuando en la habitación amueblada, tapizada con azulejos, y una alfombra como una fragua de agua lo habían descubierto con la gema en sus dedos, recordaba a su mujer apretujada contra un estante relleno de numerosos y gruesos volúmenes, y una que dictaba: "La inocencia es blanca como copos de nieve, pero la mentira puede  volverla negra como el asfalto". El Marques divagaba sobre aquel titulo, pero la mujer había amenazado con dejarlo si no asercioraba su insinuación como la mera verdad, su tristeza lo golpeaba somera en el semblante, sabia que su mujer no lo quería pero el la amaba y decidió asegurar con certeza que decapitaran al negro.
Al Marques no le gustaba el silencio era como una penitencia, /el silencio es cruel nos hace platicar con nosotros mismos, y vaya que le tenemos miedo a nuestro interior/ pensaba el Marques al sentarse relajado en cuerpo, pero la mente enmarañada de pensamientos confusos, en el salón  El dinero mata a la fidelidad, el amor se compra/ la estancia estaba sumida en silencio apabullante, solo chisporroteaba el fuego en la chimenea de ladrillos rojos, y servia como lumbre a los sofás y cómodas dispersados en el recinto. La mujer hizo acto de presencia cuando traspuso el umbral, llevaba dos tazas en la mano, y le pregunto a su marido de la forma mas fingida pero a la vez cariñosa que pudo: Quieres canela?-----
El Marques sumergido en lagunas de reflexiones, sin importancia indico con una sacudida de la cabeza que si.
La mujer astuta y perspicaz, echo veneno puro para ratas, en el te en vez de canela, comunicando la muerte del joven Marques, el joven pensando que si, el dinero estrangula cualquier cosa, pero el amor aun no se puede comprar, pensaba en otorgarle una jugosa suma de dinero a los descendientes de su criado, y con esa feliz imagen murió al dar el sorbo,  y las dudas de que si la fidelidad de un ser humano junto al dinero era puesta en tela de duda, se confirmo con el ardid de su mujer.

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