lunes, 13 de mayo de 2013

Lo alcanzo la oscuridad, caminaba lento como inseguro del paso a dar, su cabeza colgaba bajo y reprimía sollozos, algunos se le escapaban y caían y se pedían entre el barrido de los pasos. Centenares de historias había escrito, otro lote incalculable había contado, no encontraba la suya. Seguro la había perdido entre las demás, esas que había contado para complacer, esas que había escrito para gustar, ninguna lo llenaba. Sentía temblores por que si escribía no podía parar, se concentraba hermético en su silla y no regresaba al mundo durante, ¿días quizás? ¿meses invaluables tal vez?, no lo recordaba al igual que el paradero de su historia.¿ La habrá dejado en se amor que narro una vez? en es muchacha que lo enamoro tal sutil, lastima que el era altivo, ella risueña, el calculador frió, ella resuelta a exprimirle las cosas buenas a todo, y la senda era muy estrecha.
O tal vez nunca tuvo historia, tal vez la suya propia nuca existió, era un compuesto de todas aquellas que recolectaba y describía tan bien como si fuese la de el, que por un espacio de tiempo se creyó verdadero protagonista de ellas. Había tenido buena templanza y buena introspección, hasta que un sujeto llego en baldón  a preguntarle. Esa tarde contento escribía, no le importaba la fuente de las cosas, las palabras dichas, el también tenia algunas cuantas que decir, y otros orígenes que rebatir. Quisiera decir lo que nadie ha dicho, hablar lo que nadie ha narrado, hacer lo que ellos creen imposible. Se retrepaba en la silla, y se asía los cabellos, no encontraba como comenzar, entonces le dijo: Escribe sobre ti.
Las dudas lo vendaron, esas palabras lo golpearon. Nunca había escrito sobre el mismo, ¿Entonces por que no intentarlo? no encontraba ni pies ni cabeza a un comienzo, se estrujaba, se calentaba, se reconciliaba, se deprimía, elevo ansias, cayeron en picada, estableció alegría, pero en vano.  No tenia historia, no recordaba contacto alguno con camaradas, con allegados, solo leía y sabia de alguna que otra cosa por sus frías lecturas, ¿ Quien era? ¿ Acaso el era una palabra que moraba un libro?, debo de serlo decía tras cavilar mucho, pues eso es lo escaso que recuerdo. Airado corrió y salio de su madriguera a buscar su historia, preguntándole a todos si la habían visto, las mujeres se indignadas volteaban sus caras, los hombres en saña empañaban algunas bromas, algunos hasta llegaron a mirarlo con profunda lastima. Sin mas que decir, retorno caminando garbado, con la cabeza oscilando en su pecho. Al llegar a su antro, escribió esta historia, colocándole de titulo: Mi historia.
El pintor trabajaba en su nueva obra, para ello, frecuentaba las plazas de mármol bajo el sol amodorrante del mediodía, un árbol gigantesco en pie del costado de la banca le brindaba agradable sombra, desde aquella perspectiva tenia a mano una visión de la calle que corría como acequia al frente. En su nuevo lienzo se plasmaría el rió de transeúntes, el hombre sentado en una banca ocultado tras un periódico delineando la figura de una mujer, el niño lloriqueando agarrado con fuerza de la falda de su madre, un par de achispados gorjeando canciones ininteligibles, un día en su suburbia.
Las pinturas del excelso pintor eran magnificas, su pincel en movimientos de barita mágica retrataba esplendidas figuras, pletóricas de realismo, que si se hubieran escabullido de sus marcos de oro colgado en la pared fueran tajantemente perfectas. Imbuía los sentimientos allí plasmados, si la tristeza daba sus golpes someros bastaba con ver una obra de este estupendo artista, por ejemplo en una cena donde tintineaban los platos en son de música, el mantel cayendo perpendicular hasta las lozas, y los personajes bailando y danzando en completa energía, y sentías unos ánimos incontrolables de acompañarlos en su jarana.
Era un tipo de lo mas extravagantes, vivía entre una runa de lienzos coloreados por el, no intercambiaba palabras con ningún  allegados ( Los escasos camaradas que tenia lo catalogaban como un loco), por esta razón se sorprendió en sumo grado, cuando una mujer consumiendo un cigarro en sus fauces y el humo gris elevándose y ella sobrecogida buscaba su mirada.
El pintor contenía una ensoñación que recorría todas sus fibras, ardía en deseos de convergirse en los colores, colorear las lomas en un alba dorandolas, en los cañaverales ser el azul tenue de un riachuelo, el verde hondo de las hojas, blanquear los riscos de las imponentes montañas, las negrura que en relampagueos ocultaba el cielo en nubes. La ensoñación lo consumía, quería vestirse en un lienzo de colores desnudos, le era insuficiente las demás obras de su millar, el quería ser una obra.
Se percato por fin del incesante mirar de la mujer, que cruzo la calle elegante, sentándose a su lado.
Ofreció un saludo que recibió entusiasmado.
--- Que haces todas las tardes que te sientas aquí--- pregunto con una voz suave, tersa como sabanas.
--- Concreto una de mis obras--- Objeto el pintor deprimido.
--- Tanto te entristece representarla.--- Buscando la mirada,









Cayeron como pluma sobre la cama, abarrotada de lienzos blancos, el sudor perlaba sus frentes,

domingo, 31 de marzo de 2013

Fidelidad.

¿Que haces?----- Grito el Marqués con brío--------
Na--- Na- Nada----- Balbuceaba el negro criado.
Claro que si, intenta hurtar la gema--------- Interfirió en el dialogo con voz meliflua la mujer del Marques.
Ni un vestigio de verdad, señor, sabéis usted que yo le soy fiel que un perro de caza---- Arguyo el negro.
Sabes que yo te amo, mas que a los soles que alumbran los albares-------- infirió la mujer con su mejor enmascaramiento de dulzura-------
El Marques uno de los mas acomodados y acaudalados del barrio, amaso su fortuna en el comercio delictivo del trafico de gemas, en las calles o puentes adoquinados mas bajos donde permanecía en  la penumbra envuelto en capas para permanecer en el anonimato de su aspecto. Claro¡¡¡ cuando uno es de la alta sociedad no puede enmugrar esa poscision con excentricidades, todo ser humano tiene un secreto mohoso oculto bajo esas capas de sonrisas destellantes y risas estridentes, esa era la cuestión del Marques.
Su mujer solo contrajo matrimonio, a unos escasos meses anteriores, por los fajos de dinero que  Marques mantenía en sus bolsillos. Se podría decir que canjeo amor. El negro en cambio siempre le fue fiel, en sus mas ligeras felicidades, como en sus ratos amargos,  y el Marques lo denigraba y reía descaradamente en su cara, y el negro en un sometimiento modesto, nunca se solivianto.
El Marques tintineaba los cubiertos al comer su cena frugal, la estancia se sentía abandonada y  casi vacía sin su criado que por esa acusación había ordenado que lo ejecutaran, se veía la inocencia en su talante cuando en la habitación amueblada, tapizada con azulejos, y una alfombra como una fragua de agua lo habían descubierto con la gema en sus dedos, recordaba a su mujer apretujada contra un estante relleno de numerosos y gruesos volúmenes, y una que dictaba: "La inocencia es blanca como copos de nieve, pero la mentira puede  volverla negra como el asfalto". El Marques divagaba sobre aquel titulo, pero la mujer había amenazado con dejarlo si no asercioraba su insinuación como la mera verdad, su tristeza lo golpeaba somera en el semblante, sabia que su mujer no lo quería pero el la amaba y decidió asegurar con certeza que decapitaran al negro.
Al Marques no le gustaba el silencio era como una penitencia, /el silencio es cruel nos hace platicar con nosotros mismos, y vaya que le tenemos miedo a nuestro interior/ pensaba el Marques al sentarse relajado en cuerpo, pero la mente enmarañada de pensamientos confusos, en el salón  El dinero mata a la fidelidad, el amor se compra/ la estancia estaba sumida en silencio apabullante, solo chisporroteaba el fuego en la chimenea de ladrillos rojos, y servia como lumbre a los sofás y cómodas dispersados en el recinto. La mujer hizo acto de presencia cuando traspuso el umbral, llevaba dos tazas en la mano, y le pregunto a su marido de la forma mas fingida pero a la vez cariñosa que pudo: Quieres canela?-----
El Marques sumergido en lagunas de reflexiones, sin importancia indico con una sacudida de la cabeza que si.
La mujer astuta y perspicaz, echo veneno puro para ratas, en el te en vez de canela, comunicando la muerte del joven Marques, el joven pensando que si, el dinero estrangula cualquier cosa, pero el amor aun no se puede comprar, pensaba en otorgarle una jugosa suma de dinero a los descendientes de su criado, y con esa feliz imagen murió al dar el sorbo,  y las dudas de que si la fidelidad de un ser humano junto al dinero era puesta en tela de duda, se confirmo con el ardid de su mujer.

sábado, 30 de marzo de 2013

Carcel de alta seguridad.

La colcha le resulta incipiente, el joven no encuentra acomodo en ninguna postura, ya han pasado varios días sin contar desde que yace en lúgubre y lóbregas soledades.
En ocasiones ajenas al mal que lo acucia se parapatea y divisaba entre los barrotes de la ventanilla que encaraba el exterior, una riada de gente como caudalosas corrientes de personas se deslizan bajo sus ojos, es un banco de personas que suscita forma una sociedad, analogías cruzan como desnudas la estancia del muchacho.
Una de las prolijas del amasijo de ellas que viciaba se encontraba esta:
" Por pesada y terrible que sea una pesadilla no encontraras una peor que la realidad, lideres hurtan, el mentiroso tiene  prontuario en verdades, cerramos corazones a los mas nobles sentimientos corceles de caballos blancos pero exigimos que la otra persona nos quiera, dejamos que el tiempo emigre para cuando vuela muy alto, a insalvables distancias pedirle que vuelva, la vanidad en cooperación con el orgullo estrangula amores verdaderos."
Tanto tiempo que corrió a cabo suelto el joven se desatino, sus desvarios lo llevaron a inferirle intimidades a una burda almohada, como los arremolinados ácaros que revolotean y son visibles a los haces del sol, como ondulaciones inusitadas por el calor visto a distancia, o como mujeres desnudas, los recuerdos del joven pasean despreocupados por su celda..
Una de las cartas predilectas de el comenzaba:
" Usted me confino a miseros ayeres.
" A añorar mustios momentos.
" No se si lo hace por satisfacción siniestra.
" Pero me confino a recordar.
" Sonrojados albas, tardes inescrupulosas, todos esos atardeceres.
" Y como en un beso al universo le aminorábamos el tiempo"
Cuando la luna se posaba fija en el cielo, recordaba las desgracias que lo condujeron a su encarcelamiento, fue echado en podios donde con expresiones burlonas la razón y  el corazón  riñaban pero no sin cierta emoción y sus risas desdeñosas y estridentes lo afirmaban. Luego de muchos litigios cruentos como deciden los bárbaros, me aflijeron llevar a rastras pesados recuerdos, el peso que retuerce corazones y parte almas, sazonandolo estos agravios, con punzadas de nostalgia, la voz de la razón gritaba en jerga mientras los sentimientos pequeños y albohorozados le servia como plebe apretujados en bancas mientras observaban que adjudicaciones me cernían  altiva y en voz a cuello resono: Los agravios imputados fueron los siguientes: Robarle el corazón a nuestra servidora, desnudarla con extremada pasión como en otoños y secuestrarme a mi la Razón con seductoras palabras que con dulzura le dijo al oído  a parte de los incontables detalle pormenores que lo otorgo enamorándola completamente, pero hemos venido a saldar cuentas, sera llevado a la celda mas oscura pero con algo de luz a la que aserte sin divisar en sol despampanante de la sonrisa de mi ama, prisionero eternamente, cuando vayas hombro a hombro con una nueva pareja la imagen de mi ama te seguirá latente. El sabor de la felicidad sabrá a su recuerdo.........Esta remembranza se desvaneció con un movimiento brusco de la mano del joven, como espantando moscas o desviando ideas. Era absurdo seguir abstraído en contemplaciones pasadas, pero era inevitable, se enamoraba solo, cuando le venían  en alud minúsculas cosas de ella, lo minúsculo edifica grandes edificios de amor, recordaba con cierta fascinación la danza de sus pupilas en los paraje nocturnos de sus ojos, su cabellera castaña que en diversas ocasiones sus dedos entraron a juguetear, los besos que le trasmitían un cosquilleo candente por el cuerpo.....
Movió la cabeza y ladio el cuerpo borrando rastro de este recuerdo, al final tomo un lapicero el habitual con el que trazaba las cartas y redacto:
Son las ultimas palabras que te escribo desde mi agobiante soledad guardián del silencio que reina en los rincones gélidos de mi habitación, la primavera esta en constante abatimiento con el invierto siempre que impera dentro.
Nuestro amor fue venidero, pero genuino y puro como la gota que resbala y lleva néctar puro arrebatado durante el roció a una rosa. Fue inocente como la risa estridente de un bebe, fue inteligente como las especulaciones y suposiciones de un anciano, y triste como la sonrisa fúnebre y fría que ocultan las personas en días malos.

sábado, 23 de marzo de 2013

Sueña, que quiero verte.

Hace muchos tiempo en las tierras calurosas del occidente, se erigia un reino consagrado Vicario, los parajes torrientes de estos lares consumaban los sesos.
Vicario imperaba bajo la mirada vigilante de su parco soberano, un hombre ameno en ideales y de grandes luces. Este feudo mantenia virulentas disputas con una monarquia de grandes extensiones de terreno, elevada poblacion semejantes caracteristicas al reseñado reino anteriormente, este se designaba Eter, las dos comarcas se encontraban frecuentemente en batallas, como eran natural en ese siglo, por adquirir tierras intermedias en los dos reinados.
El rey de Vicario para contrarer ayuda y no solo agazaparse con sus debiles arsenales ante los ataques que desmoronaban su ciudadela, decidio amargamente entregar a su hijs en dispocision de quien qusiera tomarla como esposa. Arinnis era la hija del patriarca, joven, de bealdad exorbitante, ojos negros cmo una noche sin luna, cabellera como un jacinto negruzco que ondaba a su espalda y unos labios que albergaban una sonrisa blanca y deslumbrante en su claridad.
Arinnis cautelosa y sigilosa como un gato negro escurridizo, se fugaba del castillo cuando la luna entregaba sus hazes de luces parsimoniosas, deambulaba por las plazas asoladas por la soledad, y sorteaba cualquier mirada fisgona de algun subdito impertinente hasta llegar al prado situado no muy lejos del castillo de su residencia. Esa noche no fue distinta escapo silenciosa como pasos sobre la arena mojada del mar, y llego sin complicaciones al prado, el paisaje de la pradera  le imbuia meditacion solo se dejaba caer cual larga era en la alfombra uniforme verdosa y miraba el firmamento que abria sus puertas a los mas galantes astros y coquetas estrellas que asistian a su baile, mientras la luna reposaba como pintada sobre un lienzo oscuro, y se dignaba hacer confidente de la princesa, un estruendo diluyo en terrible realidad su letargo, eran pasos de alguien aproximandose, una figura cayo de bruces frente al umbral que daba entrada al recinto. Era un joven de ojos azules, de igual hermosura desbordante en sus facciones de cristal que la princesa, compostura fuerte y de tez oscura, era el prinpie Arg de Eter, el pais vecino, el de la rebatiña con Vicario. El principe habia huido del mandato de su padre rey de Eter, que queria hacer lo propio con su hijo al conseguirle matrimonio con alguna princesa que al casarlo debia acudir con presteza a la resfriega que formaban estos reinos vecinos.
La princesa sintio un exitacion en su curiosidad y extasiada por la belleza del joven se acerca, el muchacho al percatarse de la mirada que lo observaba agazapada en las sombras, se incorpora inmediatamente.
Los jovenes divisaban como el corazon del otro palpitaba descontroladamente fuera de su pecho, sin mediar palabras fue como si se recontrasen dos amantes confinados a su separacion por muchos años, su ojos despedian brillos a la desmayada claridad de la luna, sus miradas eran de lasciva, ardian en deseos de acariciarse mutuamente, por fin  poniendo fin a esta dinamica amorosa, que equivalio a mil caricias con la vista, a mil desvestiduras con el olfato y a dos mil besos con las sonrisas que se profesaron. El principe inscrepo con voz tierna y dulce.
— Ojos de mis ojos, silueta cautivadora de miradas, belleza digna de caricias sin cuentos, me has prendado tan solo con verte.
— Amado mio tus miradas me reconforntan, me hacen temblar saturada de tu amor y alivian las penas que cargo, como quisiera tenerte todas las noches junto a mi.
— Y que escarnio nos impide semejante demostracion de afecto.
— El deber de casarme, que ahora es un padecimiento agrio despues de conocerte.
— Te seguire amando, te seguire amando cuando el sol salga de noche, cuando la luna salga de dia, cuando arraigue nieve en primavera y en el invierno el calor sea insoportable, te amare aunque no haya sentido de hacerlo.
— Yo esperare. Hasta la inminentemente muerte tu llegada como mi amor genuino.
Los principes pasaron la vida de la noche, en las caricias mas cariñosas, en los besos mas profundos, colmados de felicidad recibieron la luz del alba que doraba las rosas que eran su lecho, los lirios y jacintos de derredor, la ciudad despertaba a pocos palmos de su talamo y debian despedirse, los dos se entregaron a las señas y actos que desmotraran la tristeza que se sembraban en su adios, que solo maduraria en nuevo encuentro y recogerian las desgracias como frutos deliciosos y dulces.
A su llegada la princesa a el soberano de su padre, fue castigada y recluida a un solitario confinamiento en una de las torres mas elevadas que poseia el castillo y sobresalia de su silueta, su encarcelamiento en la tibia y sombria soledad, lo paso pensando en el principe.
Pasaron las semanas y las semanas, los dias eran arancados como hojas de primavera por la ligera brisa que sopla, y la princesa la inundaba la esperanza de encontrase con su amado en otra ocasion, pero sus esfuerzos fueron infimos, la llegada del principe nunca se precipito. Hasta que una noche gelida que mitigaba el calor enervante de esas tierras, se podria decir que una noche gentil en servicencia y cosideracion. La faz del principe se materializo bajo el anhelo de la joven, pero sus ojos anegados en lagrimas, escurrian una pena perceptible y palpable, que se deslizaba por sus mejillas.
— ¿Que sucede amada mia? Pregunto el joven con voz temblorosa de preocupacion.
— Es que debo casarme dentro de un mes, dijo la muchacha pletorica de belleza y se rindio en continuos sollozos.
— Nuestro amor lo puede todo mi amor — Instaba el principe.
Esta fue el ultimo encuentro de la pareja, en dias ulteriores el pais Vicario olvidandose de la justa contra el pais vecino y sus habitantes entregados a las mas grandes muestras de alegria y felicidad, esperaban y organizaban los preparativos de la boda de presuncion de la princesa.
Si, que el amor es la logica y sabiduria, ilogica a la logica y sabiduria, los dos adolesecentes se querian tanto, un amor tan puro como la gota de lluvia que resbala por la rosa en el rocio o  solo aventajable con el amor sincero que una madre le adjudica a su hijo. Los principes caian en la ensoñacion por el otro por dias, dormian para soñar, tanto que duraban en ensismamientos incalculables, durante estas visitas al mundo de los sueños y fantasia eran encuentros dulces y agradables con su amado, solo se reunian en estos alucionaciones o delirios. Todas las noches ulteriores a este descubrimiento, los jovenes se acostaban temprano en sus calmas con dosel, escurriendo emociones de encontrarse con su amado.

Pasaron las semanas y aun se precipitaban a encuentros con la mente, si me pregunta como sucedio tal acto sobrenatural, tuviera que absorberme en un mutismo de los mas completo, sin contestar, al no encontrar alguna respuesta logica para semejante disparate.
Se palpaba con las ansias, se besaban con las emociones, con la mente se desnudaban y gozaban deleitandose con sus fantasias, se escabullian, escapaban, huian, del mundo, hasta enamorrarse desenfrenadamente con anhelos febriles del otro mediante el medio de los sueños.
Se realizaron a la postre las dos casamientos, a los cuales los principes se resistian encaradamente, pero ¿ Quien opone la verdad si la implantan a la fuerza?. Fue una boda normal para los de esa alcuirnia, los dos casamientos de presuncion y prestigio que merecia una boda de las familias mas abolengas y de prestigio.
 Al cabo de poco tiempo los principes siguieron sus encuentros en los sueños, su esposo y esposa duermen mientras ellos se dirigen a ver su amado, y asi durante mil noches, en una la princesa desperto embarazada sin haber realizado el acto sexual con su marido, al esposa lo atenazo en desasosiego inmenso, de dimensiones incontrolables, pero lo acepto asi y la princesa sonreia picarona al saber de quien era el hijo que se aproximaba.








lunes, 18 de marzo de 2013

Y la gente al cabo de hoy sigue aplaudiendo.

En una plaza del centro de la ciudad, con una fuente que esparcia abundante agua, y varios edificios que se levantaban imponentes. La ciudad estaba consagrada como Vicario y el trafico de peatones se detenia y aguardaba expectante el inicio de la contienda politica, en esta ciudad los dos acerrimos rivales se presentaban en la plaza, y exponian y rebatian, con argumentos impecables segun ellos a los del contrincante.
Asi pues a los pocos minutos de su aparicion publica, la plaza se hallaba abarrotada de fisgones, los mas encarnecidos partidarios formaban corros y con flamantes vitores animaban a su campaña, y algunos disperdigados individuos.
El primer flematico hizo su presencia era un hombre flaco, ameno conversador, de grandes luces, nariz aguileña y facciones delicadas.
Frente a su opositor con mirada despectiva se encontraba el segundo mandatario, un hombre de fisonomia regordeta, bigote basto y lentes de media luna sobre su prominente nariz.
 El agasajo y los gritos entregados al jubilo de los circuspectos dio inicio a la justa.
— Yo prometo al pueblo, al corazon de nuestra nacion, buenos sustentos y economia estable. —  anuncio el primer politico.
 — Que insignificancia—  Reprimio el segundo ilustre—  Yo presento a vista del pueblo con licitud apreciable cargos elevados y construir buenas casas.
  Un niño mediando la edad de 7 años con lagrimas que surcaban sus hermosas facciones de cristal y se deslizaban por su nariz perfilada, envalentonado se inmiscuyo al centro de la aglomeracion donde profesaban sus argumentos los duelistas, el niño supicaz agarro por la solapa al regordete que despartia contra su rival. Y con voz ahogada le dice.
— Señor me regalaria un poco de pan por favor—  Agolpo el niño en su ignomiosa necesidad de alimento, que noches visperas se le habia negado, y su estomago gruñia por esa causa.
La figura del despartidor lo zarandeo y en dandole rienda suelta a su enemigo, lo tomo por los hombros y con una voz totalmente diferente a la tierna y meliflua que usaba con la muchedymbre le espeto.
Estupido niño tranquilizate, ¿ No ves que intento recaudar dinero para mis bolsillos? — Dijo con saña, el entrecejo fruncido y escupiendo entre el espacio que lo separaba con el niño.
El niño apartandose bruscamente de aquel abominable hombre, huye hacia el segundo repartidor de bienes, el de semblante amigable y bondadoso. Llego al sitio donde ardiente y calurosamente escupia fallos en los designios del otro, el niño repitiendo el procedimiento que hizo con el primero. Le apostillo con voz tierna, y sus ojos despedieron el candor de su edad. Me regala un poco de pan, llevo noches sin comer.
El flamatico disputante le bramo:
— Dejame ingrato niño, ¿ No ves que intento enriquecerme?—  Y dandole un empujon al pequeño siguio su perorata.
El niño regreso a su sitio de observacion, y con repugnancia sigui el hilo de cada movimiento que holgaban los hombres mal educados que le negaron comida. Junto a los camiones cuya utilidad era llevar las bocinas, pancartas y demas artificios o utencilios para promover su campaña, se encontraban un gurpo de personas pertenencientes a cada camion correspondiente de cada bando.
Este cortejo de personas ampliaban sus bocas en sonrisas sancarronas y rumiaban insultos por lo bajo al equipo contrario de sus combatientes, el camion restante su comitiva reia a casa propuesta de su mandatario a mandibula batientes. Y el pueblo formaba un griterio a cada palabra que recitaban los labios de los dos flamaticos impostores.

sábado, 16 de marzo de 2013

Las praderas se reflejan en tus ojos.

Mirame antes que el tiempo nos sepulte, mirame cuando despojo a la luna de su diadema de estrellas, mirame cuando arrebato al sol su cetro incandesente, mirame cuando arranco mentiras, extraigo colores de las verdosas colinas, mirame cuando el amor se agria en rencor, cuando el rencor se tronque tristeza, cuando la tristeza repudie enseñanzas y se encierre en clausto de melancolia, cuando de la melancolia resucite la pasion. Mirame cuando el honor escupa en la cara a la avaricia, cuando perfidia se infimos en esmeros de venganza eclipasados por misericordia. Mirame mientras recostruyo un mundo en tus pupilas.